Johannes Gutenberg (1398-1468) revolucionó la cultura occidental gracias a su invento, la imprenta de tipos móviles. Tras trabajar como herrero, obtuvo un préstamo de un banquero judío, gracias al cual publicó en 1449 el Misal de Constanza, primer libro tipográfico del mundo. Pero la obra impresa con la que se inaugura una nueva época en la difusión de las letras es la conocida como Biblia de Gutenberg (1456). Pese a todo, Gutenberg no pudo rentabilizar su idea y murió en la penuria.
La imprenta es un método industrial de reproducción de textos e imágenes sobre papel, que consiste en aplicar una tinta sobre unas piezas metálicas, llamadas tipos, para transferirla al papel por presión.
Desde antiguo, existía el precedente de la xilografía, técnica china consistente en rebajar en una plancha de madera las partes que han de quedar en blanco y, una vez entintada, aplicarla sobre papel de arroz. Gutenberg sustituyó la madera por el metal, y fabricó un sistema de tipos móviles que permitían la composición de un número ilimitado de textos. Para la impresión adaptó una vieja prensa de vino. El resultado fue un procedimiento tipográfico que permaneció inalterado hasta principios del siglo XX.
Llamamos incunables a los libros impresos hasta 1500. En un primer momento, los libros impresos trataron de imitar a los códices medievales, que habían alcanzado un gran prestigio por su alto grado de perfección. En ellos era costumbre dejar los huecos para ilustraciones y letras capitales, que eran decoradas posteriormente a mano.
A partir de la imprenta, la cultura, preservada de su olvido y destrucción gracias a la titánica tarea de los monjes en monasterios y abadías, empieza a difundirse con gran rapidez. Las obras cobrarán una influencia social que hasta entonces no tenían.
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