Los enunciados se clasifican según cuál sea la actitud del hablante ante lo dicho:
Enunciativos: presentan el enunciado como un hecho, afirmándolo o negándolo:
Sale todos los días.
No sale todos los días.
Interrogativos: el enunciado tiene forma de una pregunta. Pueden ser de dos tipos:
- Totales: los que sólo admiten como respuesta sí, no, quizás:
¿Ha salido el sol?
- Parciales: la pregunta afecta solo a una parte del enunciado:
¿Dónde ha puesto las llaves?
Imperativos: los enunciados son órdenes:
¡Atención!
Ven inmediatamente.
No lo olvides.
Desiderativos: el enunciado expresa un deseo. Siempre son exclamativos y van introducidos por adverbios (ojalá, así) o por la conjunción que:
¡Ojalá lo sepa!
¡Que dure este día!
Dubitativos: el enunciado expresa una duda o posibilidad. Van introducidos por adverbios (quizá(s)) y locuciones adverbiales (a lo mejor, tal vez):
Tal vez lo tenga.
A lo mejor lo tiene.
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