Las principales manifestaciones debidas a la acción conjunta y combinada transporte-sedimentación son:
1.
Llanuras de inundación . Como consecuencia del acentuamiento de los meandros, el valle fluvial (primitivamente en forma de V) se va ensanchando, llegando a formarse valles amplios, de fondo plano, denominados llanuras aluviales o de inundación , cubiertos de un determinado grosor de sedimentos aluviales sobre el fondo rocoso del valle.
Los aluviones (cantos, gravas, arenas, limos, arcillas) se ven sometidos, dependiendo de crecidas o disminuciones de caudal, a un proceso de erosión y transporte a lo largo del curso fluvial o a la reintegración a la llanura de inundación.
La llanura de inundación constituye así una forma de equilibrio dinámico entre la erosión y el depósito y un almacén provisional de materiales aluviales que son transmitidos curso debajo de forma paulatina, pero intermitente y esporádica, de acuerdo con los sucesivos periodos de crecida y estiaje.
2.
Terrazas y redes sobreimpuestas . En ocasiones, los ríos llegan a erosionar verticalmente su llanura de inundación, encajándose en la misma. Esto puede ocurrir por cambios en el caudal o en el nivel de base. Al encajarse el río, la antigua llanura de inundación no vuelve a ser ocupada por las aguas y queda como un escalón topográfico denominado terraza fluvial .
La mayor parte de los ríos localizados en las zonas templadas y húmedas actuales presentan en las laderas de sus valles los restos de sucesivas terrazas, en número variable. La formación de las mismas se atribuye a las fluctuaciones de su caudal provocadas por las glaciaciones del Cuaternario.
Cuando un sistema fluvial, que inicialmente corre sobre materiales blandos, se encaja hasta erosionar un sustrato rocoso preexistente, imprime en el mismo su trazado (curvas, meandros,…). Se habla en estos casos de redes heredadas o sobreimpuestas (o meandros encajados).
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