sábado, 10 de mayo de 2014

Kant - El deber

Deber:


Un hombre actúa moralmente, dice Kant, cuando actúa por deber. Define el deber como la necesidad de una acción por respeto a la ley. Exclusivamente por respeto, no por otras causas: miedo, interés, etc… Con respecto a esta cuestión del deber, eje central de toda la ética kantiana, se detiene a considerar los tres tipos de acciones posibles relacionados con el deber. Las acciones contrarias al deber. Las acciones conforme al deber Las acciones por deber Respecto del primer tipo no cabe duda de su falta de moralidad. El problema está en distinguir las dos restantes. La única acción con valor moral es la realizada por deber. La acción conforme al deber no es moral. Son acciones distintas aunque el resultado de las dos sea el mismo: cumplir con la ley moral. Las acciones morales se reconocen no por el resultado de la acción, sino por el principio (motivo) que nos lleva a realizarlas. Sólo son acciones morales las que están motivadas por el puro respeto a la ley. Las acciones conforme al deber cumplen la ley pero su motivación no es el respeto sino otro: miedo, interés, etc… Ejemplo: Un tendero actúa contra el deber cuando pone a sus productos, a sabiendas, un precio excesivo. Actúa conforme al deber cuando establece un precio justo pero lo hace o bien por miedo a ser multado, o por el interés de no perder clientela. Actúa moralmente cuando pone el precio justo, exclusivamente, por el hecho de que es lo que dicta el deber. Imperativo Categórico:

La fórmula que expresa esta moral kantiana del deber es el denominado Imperativo Categórico. Dice así: “Obra sólo según una máxima (principio) tal que puedas querer, al mismo tiempo, que se torne ley universal”. Este imperativo vincula nuestras acciones particulares con las leyes universales. El imperativo viene a preguntarnos si podemos querer que los principios particulares, que nos mueven a actuar en cada caso, se conviertan en ley que regule la acción de todos los hombres. Si la respuesta es positiva es que esa acción es moral, si es negativa, es inmoral. (Ejemplo: yo deseo tener unas zapatillas de marca y como no puedo comprarlas las robo. Lo que el imperativo me preguntaría es si la máxima de mi voluntad, en este caso el hecho de tomar por la fuerza aquello que deseo, puedo querer que se convierta en ley universal, es decir, si puedo querer que tomar las cosas por la fuerza sea una norma que deba seguir todo el mundo. Si la respuesta es no sabré que es una acción inmoral.) Kant da otras dos formulaciones del imperativo categórico que son derivaciones del primero: “Obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse, por tu voluntad, en ley universal de la naturaleza”. “Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca como un medio”. Postulados de la Razón Práctica:

Por último, trataremos la cuestión de los Postulados de la Razón Práctica. Una vez formulada, Kant está en disposición de afirmar que de su ética formal se postulan tres conclusiones fundamentales para la comprensión del hombre. Un postulado es una conclusión que se deduce a partir de unos principios pero que no se puede demostrar en la experiencia. Las deducciones a las que llega Kant a partir de su ética son las que siguen: - La Libertad del hombre. La exigencia moral de actuar por deber supone la Libertad. Si estuviéramos determinados a actuar siempre de un modo no podríamos escoger como actuar. Las acciones por tanto no tendrían ningún valor moral. El valor moral, el mérito se lo da a una acción el escogerla entre otras posibles (elegir actuar por deber en vez de hacerlo contra o conforme al deber). Sin Libertad no existe la moral - La Inmortalidad del Alma: La razón práctica nos ordena aspirar a la virtud, nos exige conseguir que nuestra voluntad coincida con la ley moral. Es decir, que lo que queremos hacer coincida con lo que debemos hacer. Kant afirma que esta tarea es muy complicada y que es imposible realizarla en una existencia limitada, sólo es posible en un proceso infinito, exige una duración ilimitada del alma. - La Existencia de Dios: En el mundo encontramos disconformidad entre el ser y el deber ser. Nunca son las cosas como deben ser. Pero el objetivo final de la ética es conseguir esa identidad entre ser y deber ser. Kant piensa que esa identidad debe ser posible (sino la ética sería un engaño, por imposible) y debe darse en alguien. La entidad en la que se da la identidad entre ser y deber no puede ser otro más que Dios. Los conceptos de Dios y alma habían sido rechazados en la Crítica de la Razón Pura como imposibles para la ciencia, como inabarcables por el conocimiento ya que no son experimentables. Ahora, desde la Razón práctica, son recuperados.

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